De visita por Córdoba

Viernes 14:

Me levanté a las 5:15 de la mañana, así que sólo dormí unas 4 horas porque la noche anterior fue el concierto de Iván, buen concierto, qué emoción cuando tocaron “m” me encanta esa canción. Y.. ¿Quién coño era Quique? Que era un tío que salió en las últimas canciones y todos los que estaban cerquita del escenario parecían conocerle. Para más información visitad a Koki.
Pensaba dormir algo en el tren aunque sólo son dos horas de viaje, pero al final entre charlitas con Esther y una encuesta que nos hicieron fue imposible.
“¡Siiii! Que nos ha venido a buscar María”. Pobrecilla que llegó con 20 min. De antelación. Desayunamos en la pizzería donde trabaja, qué bien me sentó esa tostada de jamón con aceite. Compritas por la mañana y preparación de 2 kg de boquerones en vinagre y un poco de costreo por la tarde. Por la noche cenita en la pizzería con una gran camarera y conversaciones surrealistas… llorando de la risa, qué gran sensación. No pensábamos salir y no lo hicimos, porque estábamos todos un poco cansados y el sábado por la mañana María tenía que trabajar. Nos pusimos unas copichuelas (tremendas esas copas de Cacique) y jugamos a unos de esos juegos de beber con cartas, graciosísimo, sobre todo cuando había que poner nuevas reglas, acabamos obligados a terminar todas las frases en “l” aunque cuanto más avanzaba la noche, más aumentábamos el número de eles finales en cada frase “Esthel no puedol bebermel todol” jajaja. Así hasta las 5:30 de la mañana, menos mal que estábamos cansados.

Sábado 15:
En pie a las 12, fregamos un poco, duchita y a tomar unas cañas, luego de comer tocó “libritos” que es una especie de San Jacobo, pero sólo con queso dentro.
Por la tarde unas en plan cocinitas y otros de compras. ¡Menuda cena! Con boquerones, mejillones en salsa, pimientos del padrón, lomito… y por la noche de botellón que allí es legal. Pasamos un poquito de frío y eso que yo iba en plan cebolla, con capas y capas de ropa, pero eso de estar de pie… que gustito cuando entramos en el coche para irnos a una… ¿discoteca? Bueno a uno de esos sitios que ponen musiquita, las niñas no pagan. Copita va y copita viene y no sé a que hora volvemos para casa los 4 más Juanillo. “¿Que quieres jugar a lo que jugamos ayer?” “vale” realmente no sé a que hora se fueron los 3 a dormir, en ese estado es difícil calcular el tiempo. Juanillo y yo rememorando el puente de diciembre “quédate un rato más” pero claro eso lo pensé con efectos retardados cuando ya se había ido.
No os ha pasado nunca que (obviamente el efecto del alcohol influye) notáis como que… o bien tus reacciones son muy lentas o la gente que te rodea va muy rápido… ehm va a ser que es la primera opción. A la camita a las 10:30 de la mañana.

Domingo 16:
Uf… qué sueño, nos levanta María a las 16:30 porque ya está lista la paella, yo por mi habría podido estar hasta las tantas. ¡¡¡Joder!!! He debido dormir en una posición rara y me duele el cuello. Menudo día de no hacer nada, casi toda la tarde y parte de la noche tirados en el sillón viendo la tele, eran claras las secuelas, sólo nos levantábamos para fregar y para hacer la cena. Yo a las 12 ya no podía más y me fui a dormir.

Lunes 17:
7:30, suena el despertador, así que dúchate y haz la maleta, salimos con 5 min. de retraso de lo que teníamos planeado, pero bueno, se supone que en 20 minutos llegamos a la estación. Ehmm son las 9 menos 7 (el tren salía a menos 5) y estamos entrando a la estación, delante de nosotras los típicos papones que se lo toman todo con tranquilidad, qué estrés, ¡que perdemos el tren señores!. Nos dice la chica de los billetes que corramos porque en unos segundos se va… ¡coño! Pero llegamos a tiempo, con sudores por sitios por los que ni sabias que se podía sudar y las pulsaciones por las nubes. Hasta la próxima!!!

Nota: otra vez más Esther se vuelve de Códoba sin haber visitado por dentro la Mezquita-catedral…

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